El árbol de Navidad: Ícono de la tradición decembrina

Desde sus orígenes paganos hasta su consolidación como símbolo central en las celebraciones de diciembre, el árbol de Navidad ha evolucionado a lo largo de los siglos, adaptándose a diversas tradiciones y creencias.


El árbol de Navidad se remonta a la época de los antiguos germanos, pueblos originarios del norte de Europa, específicamente de Escandinavia, quienes celebraban el solsticio de invierno con una fiesta tradicional llamada «Yule». Este festejo marcaba el inicio de la nueva temporada de crecimiento y la victoria de la luz sobre la oscuridad.

Durante esta fiesta decoraban un árbol, que solía ser de roble porque lo consideraban sagrado. Le colocaban ramas de acebo, muérdago y otras plantas perennes. Dichos arbustos simbolizaban la vida y la esperanza en medio del invierno, debido a que el acebo se asociaba con fertilidad y protección, y el muérdago era considerado medicinal.

Entre las ramas del árbol también colocaban velas, manzanas, naranjas, nueces y bellotas, frutos que representaban la abundancia y la prosperidad, luego lo colocaban en el centro de la casa, en el patio o en un lugar prominente del pueblo. Además de ser elementos fundamentales en la festividad de Yule, los germanos creían que los árboles de roble decorados de esa manera también alejaban a los malos espíritus y traían buena suerte.

De Yggdrasil al árbol de Navidad

Durante la evangelización de Alemania, en un intento de romper con las tradiciones religiosas nórdicas, San Bonifacio tomo un hacha y cortó un árbol con el que los habitantes del lugar representaban a Yggdrasil, el árbol en cuya copa se haya Asgard, la morada de los dioses. En su lugar plantó un pino y lo adornó con manzanas y velas, lo cual representaba las tentaciones y la luz de Jesucristo, respectivamente. Con ello cambió por completo el significado original de dichos elementos.

Se estima que a finales de la primera década del siglo XVI este símbolo sagrado comenzó a conocerse como árbol de Navidad. Posteriormente llega a Estados Unidos a principios del año 1800, gracias a los colonos alemanes, y en 1853, el presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, colocó uno en la Casa Blanca. Esto contribuyó a popularizar la tradición en América del Norte y posteriormente en todo el continente.

En la actualidad, colocar el árbol de Navidad forma parte de la tradición popular que se ha extendido por todo el mundo. Se coloca en casas, oficinas, iglesias y muchos otros lugares. Se decora con luces, esferas, adornos y, por supuesto, regalos.


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